Domesticación del garbanzo (Cicer arietinum L.) y su introducción en Argentina

 

LA DOMESTICACION DEL GARBANZO (Cicer arietinum L) Y SU INTRODUCCION EN ARGENTINA

Biderbost  E. B. J.

Ex Director del Instituto de Fitopatología y Fisiología Vegetal  INTA – Córdoba

XXXVII CONGRESO ARGENTINO DE HORTICULTURA- Mendoza 2014.

Libro de Resúmenes  págs.123-125

elviobiderbost@hotmail.com 

Durante el largo periodo Paleolítico, las comunidades nómades de las especies del género Homo se  desarrollaron en base a  una estrategia de alimentación sustentada en la “caza de animales y la recolección de vegetales comestibles”. La especie Homo sapiens de morfología moderna, que se constituyó en los últimos 150-200.000 años aC, tenía un buen conocimiento de las plantas útiles y de sus ciclos, y la capacidad de  utilización del fuego para rejuvenecer el ecosistema.

En el periodo Neolítico, que se inicia 10-12.000 aC y se extiende hasta el comienzo de la Edad Antigua, se produce una importante transformación social con la transición de un estilo de vida de comunidades nómades de “cazadores-recolectores”, a comunidades sedentarias de ”productores” con capacidad para el cultivo de las plantas y del pastoreo para la cría de animales. Este proceso da comienzo a la Agricultura y con esto a la Domesticación de las especies de mayor interés para el hombre. En el caso del garbanzo, según estudios arqueológicos, estos eventos se habrían iniciado en la región denominada del Creciente Fértil, que abarca parte de los actuales territorios de Jordania, Israel, Líbano, Siria, Turquía, Irán, Irak, Egipto, y de la Franja de Gaza y Cisjordania. Se considera al garbanzo como una de las especies “pioneras o fundadoras” de la agricultura, conjuntamente con cebada, centeno, trigo, lenteja, guisantes y lino.

En términos generales, la Domesticación es un proceso evolutivo que involucra cambios genéticos asociados a características morfológicas, fisiológicas y de comportamiento en poblaciones de plantas manipuladas por el hombre,  respecto a las poblaciones silvestres de las cuales se originan.

Aunque la domesticación está “dirigida” principalmente por la selección artificial, la selección natural puede seguir influyendo en la evolución de las plantas durante dicho proceso.

El garbanzo Cicer arietinum L., es un especie anual, autógama y diploide 2n=2x=16, pertenece al Género Cicer;  Tribu Cicereae;  Sub.familia  Papilionoideae;  Familia Leguminosae (Fabaceae). La estricta autogamia de la especie, conlleva a que las  mutaciones espontaneas sean la principal vía para que se genere variabilidad genética de manera natural.

El género Cicer, comprende 44 especies incluyendo a la única cultivada (Cicer arietinum L. ); 9 anuales y 35 perennes, que tienen su centro de diversidad en el suroeste de Asia, con algunas especies endémicas en Marruecos e Islas Canarias.

Se proponen 4 acervos genéticos para agrupar a las especies anuales por sus “distancias” respecto a la especie cultivada. GP1a: Cicer arietinum (variedades locales y cultivares); GP1b: C. reticulatum y C. echinospermum; GP2: C. judaicum; C. pinnatifidum y C. bijugum y GP3: C. chorassanicum; C. yamashitae; C. cuneatum; y más “alejadas” las especies perennes. Los estudios realizados permitieron determinar la gran similitud genética  entre la especie cultivada y la silvestre Cicer reticulatum Ladiz.

Origen genético de la especie: en yacimientos arqueológicos en el noroeste de Siria, fueron encontrados los más antiguos especímenes de semillas bien conservadas de Cicer arietinum L.  (7260 años aC), y una amplia diversidad morfológica que varía desde formas semejantes a las de Cicer reticulatum Ladiz., a formas más redondeadas como se presentan en la especie cultivada. Considerando estos resultados, y otros obtenidos en estudios recientes, se concluyó que la especie cultivada se originó a partir de un proceso evolutivo durante la domesticación de la especie silvestre Cicer reticulatum Ladiz.,  que se  localiza  en la región del  sureste de Turquía.  

Teniendo en cuenta la inexistencia de formas silvestres de la especie cultivada, el origen genético propuesto para la misma, el área de dispersión de Cicer reticulatum Ladiz., y la coexistencia en hallazgos arqueológicos de ambos genotipos y de variantes intermedias, se puede considerar que el centro de origen, si bien es un tema en revisión, se  ubica en la región del Creciente Fértil, y  por las evidencias arqueológicas más antiguas de su cultivo (VIII milenio aC), en el noroeste de Siria y sureste de Turquía.

 Presumiblemente, las comunidades que habitaban esas regiones ya conocían y utilizaban para su alimentación semillas recolectadas de poblaciones silvestres de Cicer reticulatum Ladiz. Con el advenimiento de la agricultura, se inicia entonces el largo camino del cultivo y domesticación de las variantes fenotípicas de mayor interés, recolectadas de poblaciones con variabilidad genética de Cicer reticulatum Ladiz. Teniendo en cuenta esto, y además el impacto de la interacción “genotipo-ambiente” durante el proceso de ”cultivo-domesticación” y evolución ocurrida como consecuencia del mismo, y recientemente del mejoramiento genético iniciado en el siglo pasado, se puede considerar que mediante estos eventos se fue constituyendo, con el transcurso del tiempo, el patrimonio genético de la especie cultivada.

La dispersión del garbanzo, determinada mediante hallazgos arqueológicos, ubica cronológicamente el inicio del cultivo en las siguientes regiones: Siria y Turquía 7260-7250 aC; Jordania y Palestina 6600-6500 aC; Grecia 5400 aC; Israel 2800 aC; Irak 2500 aC; Pakistan e India 2500-2000 aC;  Creta y Egipto 1600-1400 aC; Chipre 550 aC; y Etiopía 290 aC.  

Los principales cambios durante el proceso de “cultivo-domesticación” incluyeron: pérdida de latencia de las semillas, reducción de la dehiscencia de vainas, semillas de tamaño más grande y tegumento de colores más claros, mayor tamaño y altura de plantas, más variantes de hábito erecto y de mayor área foliar, y reducción de antocianinas. Posteriormente, fue trascendental el cambio de ciclo de cultivo otoño- invierno a primavera-verano para evitar o reducir el daño por el complejo Ascochyta sp endémico. Mutaciones espontaneas para otras características agronómicas deseables como: insensibilidad al fotoperiodo, el no requerimiento de vernalización,  etc. fueron también empiricamente seleccionadas y preservadas. 

Durante el largo proceso de domesticación, selección y dispersión de su cultivo, se diferenciaron dos tipos de garbanzo: Desi y Kabuli, que corresponderían a una división de la especie cultivada en dos razas microsperma (Desi) y macrospema (Kabuli),

Los tipo Desi (semejantes al progenitor silvestre), generalmente presentan  flores de color rosa a rosa violáceo con venas púrpuras, semillas pequeñas (10-25g/100semillas), de forma angular y tegumento grueso, rugoso y coloreado (crema-anaranjado al negro), vainas con 1 a 3 semillas, hojas y foliolos pequeños, antocianinas en hojas y tallos, entre otras características. Los tipos Kabuli son de flores blancas, semillas medianas (25-35 g 100 semillas), más frecuentemente grandes (40-60 g 100semillas), de forma redondeada lisa o lobulada, tegumento fino y liso, de colores claros (crema a castaño claro), vainas con 1 a  2 semillas, hojas y foliolos grandes, ausencia de antocianinas. También diferencia a estos dos tipos de garbanzo, su tolerancia a distintos estreses bióticos y abióticos. Respecto al origen, se menciona que los tipo Kabuli habrían evolucionado a partir de los Desi, y estos del progenitor silvestre. Estudios recientes, indican la posibilidad de que los kabuli también podrían haberse originado directamente del progenitor silvestre.

La dispersión de los tipos Kabuli, se realizó preferentemente hacia el sector occidental de la Cuenca del Mediterráneo, mientras que la de los tipos Desi fue hacia el Mediterráneo Oriental, Asia Central y el Subcontinente Indio.

Por la directa relación con la introducción y difusión del garbanzo en el continente americano, su llegada a España y su aceptación en la cocina española de la época, adquiere significativa importancia.

Se considera, que los cartagineses habrían introducido el garbanzo a España entre los siglos V y III aC. El historiador romano Tito Livio, menciona que en el siglo III aC los soldados cultivaban garbanzo mientras construían la ciudad de Cartagena.

Columela comenta que en el siglo I aC, el garbanzo estaba plenamente integrado a la agricultura hispanorromana.

El médico español Juan de Aviñon escribió en el año 1353 dC que en España se cultivaban garbanzos blancos y pretos (negros), y que los mejores garbanzos blancos eran los de Coria del Río y de Puebla del Río.

Abu Zacaría Iahia “el sevillano” en su obra Libro de Agricultura (siglo XIII dC), describe como cultivar el garbanzo y hace referencia de la presencia en España de garbanzos  blancos, rubios y  pretos (negros).

El cronista (comentador) Antonio de Herrera, menciona que en la época de la conquista de América, se conocían en España garbanzos: blancos, rubios y pretos (negros), y que los mejores eran los de Fuentesaúco y Métrida.

En España, el largo periodo de “cultivo-adaptación-selección” del garbanzo desde su introducción y hasta el comienzo de la conquista de América (1800-1900 años), dio lugar al origen de poblaciones o variedades locales (landraces). Entre ellas, la denominada Fuentesaúco fue el primer ecotipo del que se registra una referencia escrita en el año 1569 dC. Las variedades locales o ecotipos caracterizados como Kabuli, fue la base del material introducido a América.

La importancia del garbanzo en la alimentación y la buena preservación de la semilla durante los viajes, fue el motivo por el cual esta especie llegó rápidamente con los conquistadores españoles a nuestro continente

“En el primer viaje de Colón en 1492 el garbanzo debió ser embarcado como vitualla y para propagar en el segundo de 1493; fue sembrado en La Isabela (isla La Española, República Dominicana) y estaba fructificando en marzo de 1494”. Esta es la primera referencia del cultivo de garbanzo en América.

 Durante el siglo XVI y primeros años del siglo XVII, posteriores corrientes colonizadoras  difundieron su cultivo en América del Norte, Central y del Sur.

 En América del Sur, se menciona su cultivo en Ecuador y Perú a mediados del siglo XVI,  Colombia en 1559, Venezuela en 1578 y en Chile a fines del siglo XVI.

En Argentina, ingresa con la corriente colonizadora proveniente del Perú, y se menciona por primera vez su cultivo en Santiago del Estero en el año 1582. Desde allí se difunde hacia el sur a la provincia de Córdoba, y hacia el norte provincia de Tucumán y posteriormente de  Salta.

La primera referencia de su cultivo en la provincia de Córdoba es en la Estancia Jesuítica de Jesús María adquirida por la Orden en 1618.

A mediados del siglo 20,  se lo encuentra como un cultivo de importancia regional en el departamento Cruz del Eje, provincia de Córdoba y en los departamentos de Anta y Metan, provincia de Salta.

Como resultado de un proceso de adaptación y selección iniciado con el cultivo de los materiales introducidos de España, se diferenciaron tres poblaciones como variedades locales, que fueron denominadas: Sauco, Mexicano y Criollo, y que por sus características se pueden asumir como ecotipos distintos. La variedad local Sauco se habría originado a partir de la introducción de materiales del ecotipo Fuentesaúco; el tipo Mexicano derivaría de la variedad Castellano; y Criollo de origen incierto; lamentablemente, a pesar de constituir un buen recurso genético, no se conserva en el país. 

El mejoramiento de la especie en Argentina comienza en la EEA INTA Catamarca en el año 1964, con un plan referido al análisis, evaluación y selección de materiales introducidos. Posteriormente, mediante el Programa de Mejoramiento del Garbanzo iniciado en 1970, en la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNC, se analizan y caracterizan las tres poblaciones locales mencionadas, se estudian materiales derivados de mutaciones espontaneas, se establecen bases y estrategias para el mejoramiento genético de la especie en el país mediante métodos de selección e hibridación; se obtiene en el año 1989  el primer cultivar denominado Chañaritos S-156, derivado por selección individual de la variedad local Sauco y se genera el material recombinante a partir del cual, posteriormente se obtienen los cultivares Norteño, Felipe y Kiara. Los aportes realizados desde ambas instituciones, constituyen la etapa fundacional del mejoramiento genético de garbanzo en la República Argentina.